Decenas de banderas, una larga fila de cuernos y diablos de peluche, que portaron los aficionados, siguieron a lo largo de varios kilómetros el autobús escarlata que presumió a los bicampeones.
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Decenas de banderas, una larga fila de cuernos y diablos de peluche, que portaron los aficionados, siguieron a lo largo de varios kilómetros el autobús escarlata que presumió a los bicampeones.
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