Los Ultras Ahlawy, seguidores radicales del Al Ahly, declarados ilegales y perseguidos en Egipto, irrumpieron en las gradas del Hard Rock Stadium de Miami durante el partido inaugural del Mundial de Clubes ante Inter Miami (0-0) y mostraron una pancarta con su nombre junto a la bandera palestina.
🚨🏆 𝐎𝐅𝐅𝐈𝐂𝐈𝐀𝐋 | Attendance for the opening match of the 2025 Club World Cup between Al Ahly and Inter Miami is 60,927. 🇺🇸🏟️ pic.twitter.com/crG4H5BBLB
— EuroFoot (@eurofootcom) June 15, 2025
Mohamed Yehia, periodista del club cairota, ha difundido en su cuenta de X las imágenes de los aficionados, considerados como “terroristas” en Egipto desde el 2015, cuando el Tribunal de Asuntos Urgentes de El Cairo prohibiera las actividades de los grupos ultras en el país árabe.
Como resultado de la represión estatal, el grupo radical anunció su disolución en 2018, poco después sus máximos rivales en el futbol local, los Caballeros Blancos del Zamalek, contaron con la misma suerte.
Durante su estancia en Miami podrían estar implicados en un incidente, difundido por redes sociales y recogido por CNN Brasil, este sería el robo de una bandera del Palmeiras, próximo rival del cuadro egipcio en el Mundial de Clubes.
La quema de la principal pancarta que solían llevar a los estadios se trató de una pancarta falsa afirmaron radicales del club egipcio al al diario The New Arab.
Creada en 2007, esta agrupación se hizo famosa en el continente africano por sus coreografías, cánticos y tifos, y durante la revolución de 2011, que derrocó al presidente Hosni Mubarak, gran parte de sus miembros participaron activamente en las protestas.
Su presencia en los estadios terminó en febrero de 2012, con la llamada masacre de Port Said.
La violencia en un partido en esa ciudad provincial egipcia le costó la vida a 74 hinchas del club, 71 de los cuales eran miembros de Ultras Ahlawy, a manos de aficionados del local Al-Masry.
Los estadios egipcios permanecieron cerrados al público completamente hasta 2018, cuando algunos pocos aficionados pudieron volver bajo estrictas restricciones, que se mantienen hasta el día de hoy.
Miles de personas se echaron a las calles de El Cairo en los días posteriores a la tragedia para protestar contra la poca acción de la policía en el partido, acusada de no haber intervenido para impedir la masacre.
En una entrevista con el escritor británico Islam Issa, el capitán del Al-Masry, Karim Zekri, junto a su hermano y exjugador Mohamed Zekri, afirmaron que la policía, el ejército y “personas relacionadas con el antiguo régimen de Hosni Mubarak” incitaron a la tragedia.
La falta de registros e inspección de entradas en el exterior del estadio, el apagado de los focos, la soldadura de la puerta de la tribuna visitante y la llegada de “matones” del exterior, son algunos factores que sugerían que la masacre habría sido planificada por las autoridades.
El entrenador del Al Ahly aquella temporada, el portugués Manuel José de Jesus Silva, afirmó a medios del país luso que toda la masacre fue “orquestada”. Comentó que en el extremo norte del estadio había una pancarta en inglés: “Vamos a matarlos a todos”, un lema que, bajo su punto de vista, iba dirigido a los medios de comunicación internacionales y no a los equipos.
Añadió que las puertas del extremo sur, donde se encontraban los aficionados del Al-Ahly, estaban cerradas, y algunos aficionados murieron asfixiados. Criticó a la policía, afirmando que estaban “sentados” en lugar de mirar hacia el campo y que no hicieron nada para detener las repetidas invasiones del terreno de juego durante el partido.
Los ultras de Al Ahly siguen defendiendo que fueron atacados debido a sus llamamientos a la dimisión del gobierno interino del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), surgido después de la revolución, así como por sus burlas al anterior régimen de Mubarak y al del CSFA.
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