Si pensamos en una escena de vanguardia en nuestro país la primera que se nos viene a la cabeza es la de Barcelona, y tras nuestra última experiencia musical lo volvimos a confirmar. Decidimos disfrutar en la ciudad condal del fin de semana del 7 y 8 de noviembre, intervalo de tiempo en el cual MIRA Festival celebraba ya, se dice pronto, su 14ª edición. La experimentación audiovisual, la inmersión tecnológica y la música avant garde se daban cita por tercer año consecutivo en Fira Montjuïc. Os contamos nuestra experiencia.
Por si no lo tenías fichado, aquí tienes el Instagram de MIRA Festival
Antes de adentrarnos en materia en como fue esta edición comentar que como novedad traía la incorporación del escenario Landscapes, siendo de esta forma 3 los stages del festival condal, junto a DICE y Voll-Damm. Teniendo en cuenta esto, esperábamos un festival más íntimo, y fue este año su edición más aglomeradal, aunque fue sobre todo el viernes cuando se notó esto.
Con la ampliación del recinto, este año MIRA Festival recibió a cerca de 14.000 asistentes, según cifras oficiales. Varios asistentes que estuvieron presentes en el festival nos contaron que anteriormente habían disfrutado más de la propuesta, siendo un aumento del aforo una de las situaciones más comentadas. Pero esto conlleva a tener a artistas como Oneohtrix Point Never, Flying Lotus o Floatings Point, pero abro personalmente yo esta pregunta, ¿tanto merece la pena un headliner?
Con estos primeros párrafos parece que estamos criticando al festival, y no es así. Como no habíamos vivido la experiencia MIRA anteriormente, sólo podemos contar nuestra actual realidad. MIRA es una propuesta que, o vas con la mente abierta, o ni se te ocurra venir. Es de aplaudir que haya eventos en nuestro país que en dos días puedas disfrutar de 36 artistas musicales y 26 propuestas de arte digitales

Sobre las instalaciones, hay que destacar que contaban con un gran espacio donde se desarrollaban performances y exposiciones visuales, ubicado justo en el cruce entre los escenarios y a la entrada del festival. Esto invitaba al público a detenerse y vivir la experiencia visual de la que tanto habla el MIRA, aunque debemos señalar que, al entrar, esperábamos una sensación más inmersiva, pero cierto es que durante las jornadas podías presenciar cosas muy interesantes.
En el espacio exterior se encontraban los foodtrucks, pocos pero con varias opciones: pizzas, comida asiática, hamburguesas, entre otras. También había una experiencia que combinaba elementos visuales y sonoros, ofreciendo un momento muy inmersivo. Y, por supuesto, los baños, además de los portátiles en el exterior, había baños en el espacio interior, aunque las colas eran largas, por lo que resultaba más rápido utilizar los del exterior. Los precios nos parecieron razonables, cervezas por 4 o 4,5 y combinados por 8 u 8,5.



VIERNES
La jornada del primer día de MIRA Festival comenzó con una larga espera en la cola para entrar al recinto del festival, algo comprensible teniendo en cuenta todo ese proceso de chequeos y el reparto de pulseras. Llegamos justo a tiempo para el cierre de Ali Sheti y Nicolas Jaar, en el escenario Voll-Damm, imponente en tamaño y con un espacio generoso para el público. Sin embargo, el sonido no estuvo a la altura. El volumen era sorprendentemente bajo, algo extraño en un festival de estas dimensiones. Jaar cerró con la instrumental de su clásico ‘Mi Mujer’, pero el momento perdió parte de su fuerza por la falta de contundencia sonora.
La verdad es que el sonido, elemento esencial en un festival como el MIRA, fue irregular, siendo notable, e incluso sobresalientes en algunas actuaciones, y dejando bastante que desear en otras. La actuación de John Maus en el Landscapes, fue una de las más afectadas: el sonido resultó excesivamente expansivo y poco equilibrado, y la voz Maus apenas se distinguía, lo que generó cierta decepción entre el público, aunque con el desarrollo del festival el sonido mejoró mucho en este escenario. Sentimos que los lives no tenían mucha potencia.
Aun así, Maus ofreció su característico espectáculo: una actuación intensa, marcada por sus movimientos repetitivos, el micrófono pegado al pecho y esa entrega casi catártica que lo define. Interpretó temas como ‘Came & Got‘ y ‘Just Wait Til Next Year‘, entre otros, demostrando que su presencia escénica sigue siendo tan magnética como desconcertante.

Tras este primer contacto disfrutamos del live de Byetone, una actuación que condensó la esencia del MIRA. Tras un inicio minimalista y con el volumen bajo, el artista pidió subir el sonido y, a partir de ahí, el directo tomó cuerpo y potencia, desarrollando un viaje progresivo del minimal al electro acompañado por los visuales hipnóticos característicos del festival.

Luego nos dirigimos al escenario DICE para ver el live de Gábor Lázár, una de las propuestas más experimentales del viernes. Allí el MIRA volvió a evidenciar su apuesta por la vanguardia sonora y la mente abierta que exige a su público. Lázár ofreció un directo intenso, entre el IDM y el deconstructed club. Confirmamos que el escenario DICE sonaba.
Por otro lado, aya+MFO presentaron un live regido por su estilo oscuro, con un ambiente inmersivo potenciado por el humo característico, que sumerge al público en esa atmósfera sombría. La voz distorsionada de aya y las texturas abstractas de su música se combinan con un trabajo de luces y una puesta en escena cuidadosamente elaborada, mostrando su total implicación en el papel que interpreta.

Nos gustaría destacar como un cabeza de cartel como Floating Points tuvo un impacto evidente, acaparando la atención y eclipsando al resto de artistas; se notaba claramente por la aglomeración de público frente a su set. Tanto que nosotros ni siquiera entramos a verlo.
Decidimos irnos a ver a Puntalaberinto en formato live, disfrutando de una selección de ambient, donde al principio apenas éramos unas 20 personas. Es una pena que la gente se concentre únicamente en el cabeza de cartel y no se tome el tiempo de descubrir lo que el festival ofrece más allá de los nombres, aunque esto confirmó que gran parte del público estaba ahí por el artista inglés.
Nuestro cierre del día corrió a cargo de los latinos Lechuga Zafiro & Verraco, presentando Hyperverbena, una propuesta atrevida y arriesgada que destacó por la perfección de su set, una técnica perfecta para mezclar drum & bass, latin club, acid, cumbia o techno. Sin duda, fue el momento de baile de esta jornada. Aquí si que lo sentimos en el pecho, con una calidad de sonido a la altura de los artistas en cabina.
Cabe destacar sus visuales, probablemente los más impactantes del día. Con ellos, los artistas reflejan sus raíces y su contexto, combinando imágenes de contenido político y social con referencias de la cultura pop, incluyendo memes virales de TikTok e incluso figuras como Maradona o Thatcher. Una fusión entre sonido e imagen que añadió una dimensión extra a la experiencia. Cerraron a pura cumbia.


Tras lo extasiados que acabamos con Hyperverbena decimos cerrar la primera jornada y descansar, sabiendo las curvas que nos iba a traer el sábado.
SÁBADO
Lo teníamos claro, al igual que mucha gente. Erika de Casier empezaba a las 19:45 y no queríamos perdérnosla. La danesa es simplemente una delicia auditiva. Nos deleitó con una hora de repaso a algunos de sus mejores trabajos como ‘Delusional’, ‘Little Bit’ o ‘Bikini’, su colaboración con Nick León. Un bonito directo el cual se realizo, de nuevo, con un sonido que no estuvo altura, pero que, sin duda, fue de las mejores actuaciones del festival, aunque no por su puesta en escena.
Tras la sensualidad y el componente poppy R&B pasamos a la distopia y al frenetismo de la mitad del dúo finlandés Amnesia Scanner, junto al artista visual Freeka Tet. Un directo rompedor y atrevido, con un enfoque dirigido a que el público no entendiera muy bien a que estaba siendo expuesto. Glitches, saturación y vocales en directo distorsionadas, capaz de darte ciertas dosis de componente poppy y gutural al mismo tiempo, junto a unas visuales trippy y con el humo como gran complemento. El desconcierto da placer en algunos momentos.


Tras recuperarnos de la experiencia sensorial de Amnesia Scanner vivimos el plato fuerte de la jornada. Oneohtrix Point Never volvía a la ciudad condal tras su visita en Sónar en 2023. El americano nos dio lo que esperábamos, un show con aires angelicales, musicalmente tierno y emotivo, con especial atención a su inmimente nuevo álbum ‘Tranquilizer’. Freeka Tet volvió a estar presente en el escenario, ofreciendo una experiencia visual acorde y a la altura de lo que estaban escuchando nuestros oídos.

El live de Flying Lotus no sorprendió, pero gustó. Un directo lleno de matices sonoros, con tiempo para los breaks, la influencia jazzera, el componente hip hop o incluso trip hop. Fue la previa para el descafeinado live de Blawan con las visuales de la artista local Laia Ferran, quien adapto perfectamente lo visual al ideario musical del inglés. No nos referimos a que fue descafeinado por su contenido, si no más bien por su formato, diseñado para escucharlo y disfrutarlo en un espacio más pequeño, sin justicia para el gran pabellón en el que nos encontrábamos. Lo que no nos pareció descafeinado fue el cierre del live de Marie Davidson, completamente entregada a la pista. Interactuando con ella y jugando a sorprender, algo tan básico pero que puede cambiar tanto la experiencia de este formato, cerrando con ‘Work It’ con la gente totalmente entregada a la propuesta de la canadiense.

Tras esto, llegaron los dos DJ sets, donde sí que notamos una presión sonora, tanto en el Landscapes con Aurora Halal como en el DICE junto a Baldman, incorporación de última hora en la tarde del sábado. Si este inesperado cierre fue sorpresa, lo que no fue sorpresa es que el procedente de Córdoba lo hizo genial. Estaba algo preocupado porque el USB que tenía no estaba repleto de música actualizada, aún así se hizo con el público con dos horas de techno lleno de texturas, minimalismo, hipnotismo y tintes dub, acordes a las visuales presentes en pantalla. Nos hizo bailar con temas como ‘Function 4’ de Planetary Assault Systems.
Dale 3 horas a Aurora Halal y la americana te embarcará en un viaje electrónico. Qué gran decisión del festival darle el cierre a la ecléctica artista en un stage íntimo como el Landscape. Una selección repleta de techno, progressive house, trance y hard groove que hizo que el público no parara de moverse, con temas como ‘Orbit Refllex’ de Framboisier, ‘Pontapé Remake 2013’ de Renato Cohen, ‘West On 27th (A Tribe Calle KHz Mix)’ de Killahurtz y el aplaudido cierre con todo un clásico como ‘Dark and Long (Dark Train)’ de Underworld.

MIRA es una propuesta a la que venir sin expectativas y con ganas de sorprenderse y curiosear. Bien organizado, con cuidado y mimo en ciertos detalles importancias para su desarrollo. Nuestra experiencia fue notable, consideramos que el público que se cruzó por nuestro camino fue educado y conectado con las propuestas allí presentes. Se nota que Barcelona posee un público diferente en este tipo de eventos por las corrientes que se viven. Es un lugar al que nos gustará volver en un futuro.
Hasta la próxima.





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