La famosa banda de rock mexicana regaló a todos los presentes el pasado domingo en Plaza de España un recital de éxitos, lujosamente acompañados por la nostalgia de Duncan Dhu en su gira por el 40º aniversario
Una de las fechas de Icónica Santalucía Sevilla Fest de esta edición marcadas en rojo era sin lugar a dudas la llegada de la banda mexicana Maná. Historia de la música hispana, este pasado domingo aproximadamente más de 10.000 personas venidas de toda parte de España y Sudamérica no querían perderse lo que fue un concierto y una tarde, que ya queda grabada para siempre en las piedras y azulejos de la Plaza de España y por supuesto, del festival sevillano.
Icónica Santalucía Sevilla Fest 2025: Noticias, cartel y entradas
Citados a primera hora de la tarde, nos adentrábamos en el recinto todavía con el imponente sol reinando. Eso si, el calor no impidió a los fans más devotos de la banda hacerse con su hueco en primera fila entrando a la carrera para disfrutar unas horas más tarde de sus artistas favoritos. Al menos pudieron amenizar la espera con el primer grupo de la velada, los argentinos Airbag, que tocaron tanto varios de sus temas como algunas versiones como al ‘Go Daddy O’ de Big Bad Voodoo Daddy.
Aunque Maná era el plato principal, lo que le iba a preceder estaba a la altura de mínimo ser headliner de uno de los días del ciclo, y así se demostró en el público cuando Duncan Dhu entró en escena. Con un concierto reducido respecto a los demás shows de esta gira del 40º aniversario, a la banda formada por Mikel Erentxun y Diego Vasallo le bastó para ir directa a los corazones de los presentes y encender el piloto de la nostalgia de su juventud a ritmo de ya considerados clásicos de la música española como ‘Cien Gaviotas’ o ‘En Algún Lugar’, temas con los que finalizó su aparición en la Plaza de España por todo lo alto.

Pasadas las 22:30 de la noche, tras el correspondiente espectáculo de luces, los mexicanos tomaban el control del escenario a ritmo de ‘Hechicera’ y el público enardecía siendo conscientes de lo que iba a suceder durante aproximadamente dos horas de concierto. Continuaron con ‘De Pies a Cabeza’ y, antes de tocar uno de sus temas más famosos como es su colaboración junto a Carlos Santana ‘Corazón Espinado’, Fernando Olivera, guitarrista y la famosa voz de la banda, saludaba a todos los presentes en el regreso a Sevilla dieciocho años después de su última visita y afirmando que la Plaza de España era el lugar más hermoso en el que han tocado en treinta y pico años de carrera.
La conexión de toda la banda con el público allí presente era evidente. Se respiraba esa comunión y cercanía entre unos artistas curtidos que saben como hacer las delicias del público y unos fans que seguramente, aunque muchos ya hayan visto varias veces a Maná en directo, estaban predispuestos a darle de vuelta esa energía y cariño a la banda. Todo ello mediante las historias que Fernando nos contaba entre brindis y brindis micro en mano, dando contexto y narrativa a varios de los himnos de los mexicanos. Como el origen de ‘Mariposas de Amor’ cuando besó a su novia en un puente o el relato de amor-desamor universitario con su ex en ‘Te lloré un río’.
Las bonito de las poéticas canciones de Maná, la mayoría abordando el amor en todas sus vertientes, es que las haces tuyas, las asocias a tus vivencias de manera especial y eso hace que cuando las entonas a pleno pulmón, dejas aflorar esos sentimientos de manera pura, sintiéndote totalmente libre. Así se lo hizo saber el público a toda Sevilla, desde Triana hasta Pino Montano, demostrando que esa noche Maná reinaba en la ciudad hispalense, sobre todo con la guerra de gritos entre los dos lados de la pista antes de un más que necesario momento reivindicativo por los latinos en todo Estados Unidos y sobre todo Los Ángeles, versionando el ‘Get Up, Stand Up’ de Bob Marley.

Hay que recalcar que la importancia de Maná trasciende en que no solo la voz es la protagonista, sino que cada miembro de la banda tiene su foco y su momento de brillo, como pudimos comprobar con el batería Alejandro González. El que es considerado para muchos el mejor del mundo, se convirtió en el centro de atención dándole voz al tema ‘Me Vale’, y sobre todo con lo que vendría a continuación. Un extenso solo de batería sacando a pasear toda su habilidad que dejó a más de uno con la boca abierta. Un ejercicio prodigioso de total dominio del instrumento, moviendo las baquetas a ritmos endiablados y haciendo trucos con ellas digno de elogio. Sin duda uno de los momentos de la velada.
Al igual que lo que vendría a continuación, el sprint final con los mejores temas de la discografía de Maná, uno tras otro. Empezando por un emotivo ‘Eres mi religión’ en el que, mientras que un elefante inflable gigante se adueñaba del escenario, Fernando llamó a su hijo para mostrarle a las más de 10.000 personas que hacían brillar la Plaza de España. A partir de ahí, frenesí puro y duro con ‘Vivir sin aire’ (en el que desafortunadamente a una mujer en el público cerca de nosotros le dio un golpe de calor pero fue atendida rápidamente por los servicios sanitarios), ‘En el muelle de San Blas’, ‘Labios compartidos’, ‘Rayando el sol’ y ‘Clavado en un bar’.
Cuando escuchas estos míticos temas por separado sabes de la importancia de la banda en la música hispanohablante, pero cuando lo vives en directo y todo de seguido, ahí te das verdaderamente cuenta de la magnitud y dimensión de Maná a nivel mundial. Pura leyenda e historia de la música a nivel mundial que hizo de esta actuación en Icónica Santalucía Sevilla Fest, algo que perdurará para siempre en los corazones de los que estuvimos presentes.
Con la presentación de la banda como guinda final, remarcando la curiosidad del teclista Juan Carlos Toribio nacido en Sevilla y que se mudó a México a emprender su carrera profesional, por lo que esta noche debió de ser súper especial para él, concluyó uno de los shows que más se recordarán de esta quinta edición del festival sevillano. Maná engrandeció aún más su legado con una noche para la historia de Sevilla y de Icónica Santalucía Sevilla Fest.

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