El festival almeriense celebró este pasado fin de semana su undécima edición. Un año que, pese a tener varios momentos de brillo, ha estado marcado por problemas logísticos y una afluencia de público menor de la esperada. Desencadenando así una de las ediciones más pobres que se recuerdan
Durante años, Dreambeach se ha considerado uno de los festivales de referencia en España, destacando por su propuesta musical y su identidad propia. A día de hoy lo sigue siendo. O al menos eso queremos seguir creyendo nosotros. Sin embargo, en las últimas ediciones se ha ido percibiendo un cambio en la forma de llevar el festival. Una polémica mudanza dejando atrás la que fue su casa, Villaricos. Un desapego total con la experiencia de camping (algo que siempre ha sido corazón de Dreambeach). Y sobre todo, una menor inversión en producción técnica y lineup, ha hecho que parte del público se pregunte dónde ha quedado esa identidad característica que había definido al evento durante más de una década, regalándonos ediciones memorables en años como 2017, 2018 o 2019.

Este 2025 ha supuesto un golpe de realidad. Tanto desde dentro del festival, como desde fuera, se ha percibido que ha sido una edición difícil en cuanto a asistencia. La dura competencia y una apuesta arriesgada como headliner principal que no ha llegado a cuajar, nos han hecho vivir en la localidad de Retamar-El Toyo, una sombra de lo que llegó a ser este gran festival.
Todo empezó a torcerse días antes del inicio del festival con dos duros reveses a los cuales es difícil responder. El primero fue la reducción de los cuatro escenarios previstos, a tres, con la cancelación del escenario MavelPoint 360° Soundsystem Experience por limitaciones de ruido. Algo a lo que se le había dado mucho bombo, parecía atractivo, pero que acabó suponiendo un quebradero de cabeza a la hora de rehacer unos horarios que acabaron siendo un poco Frankenstein para conseguir que todos los artistas pinchasen.
El segundo y más notorio de todos, la caída de Nicky Romero y Subtronics del cartel. Si bien es cierto que Nicky, icono del sonido EDM y siempre divertido de ver, puede ser interpretado como una baja menor en 2025, no es así con Subtronics. La comunidad de música bass, pese a ser de nicho comparado con otras en España, esperaba esta actuación con muchas ganas. Y esta cancelación sentó como una jarra de agua fría.
Desde ese momento las especulaciones empezaron a sobrevolar la contratación y posterior cancelación de Dreambeach, llegando a incluso insinuar que nunca había estado contratado, algo que por supuesto descartamos absolutamente de un evento de la talla de este festival. En Wololo Sound podemos asegurar que, lamentablemente, esta actuación no se pudo dar por causas ajenas al festival. Sin embargo, echamos en falta una comunicación más cercana desde Dreambeach, siendo el culmen el bloqueo de comentarios en todas sus publicaciones, imposibilitando a la gente expresar su malestar y por ende, aumentándolo.
Y para colmo, otro de los nombres más atractivos para la comunidad bass como era HOL!, el mismo sábado canceló su show alegando que no podía viajar por enfermedad, (al igual que Seth Troxler, cancelando su B2B junto a Marco Carola). Estas dos bajas tan sensibles han hecho que un gran cartel de sonido bass, donde se disfrutó de artistas como Dimension, Sub Focus, Lens, Delta Heavy o Space Laces, quedara con una gran mancha.
El escenario Open Air, casa de estos sonidos, fue de los que mejor respondieron. Sobre todo con géneros como el breakbeat, patrimonio cultural andaluz y del que se pudo disfrutar con grandes versus o actuaciones exclusivas como Moseh Naïm o Deekline & Wizard. La respuesta siempre positiva a estos géneros bass, que han sido bandera de Dreambeach durante años, nos deja la sensación de que el festival debería de apostar incluso por esto más que por otros estilos en próximos años, dándole el hueco que merece y que quizá, haga que Dreambeach en 2026 revierta la situación de este año.

Si el Open Air fue de lo más destacado en el festival, el mainstage todo lo contario. El gran perjudicado de esta edición fue el escenario que todo el mundo querría ir a ver. Un render previo, el cual no tuvo nada que ver con un resultado final pobre y que no está a la altura de las mega construcciones de años anteriores, puso en evidencia lo levantado y desató la queja de los asistentes. A eso, le sumamos un lineup de viernes que no está a la altura de lo que demanda un festival como Dreambeach. El sábado fue el día más completo, gracias al drum and bass, el Hardstyle con el cásico takeover de I Am Hardstyle de Brennan Heart y la actuación de un Steve Angello que nunca defrauda, y que siempre nos atrae verlo en solitario. Más aún ahora que suele girar junto a sus dos amigos de la mafia sueca.
El sábado le tocaba el turno al que debía de ser el gran atractivo de esta edición. Muchas esperanzas estaban puestas en la superestrella mundial Will Smith. Al que muchos conocerán por su época de actor, traía a Dreambeach la faceta que no muchos otros conocen, la de rapero y cantante. Pese a ser una de las personas más famosas del planeta y haberse implicado a conciencia con el show, lamentablemente no generó lo que se esperaba desde un primer momento.
Mientras que en 2024 el protagonismo recayó en un nombre consolidado de la música electrónica como David Guetta, en esta ocasión se optó por una figura más asociada al cine y al pop internacional pese a su pasado, lo que produjo reacciones encontradas entre los seguidores más afines a la electrónica. No olvidemos que Dreambeach siempre ha estado vinculado con el urbano nacional e internacional, donde hemos disfrutado con nombres como Snoop Dogg, 50 Cent, Kase.O o Dellafuente. Pero esta vez, pese a ser un show divertido en directo, la jugada no salió como se esperaba.
El valor seguro de cada año, aparte del Open Air, es la Dreams Tent. El “carpazo” volvió a presentar un lineup muy notable que engloba el sentimiento mayoritario clubber español, desde los sonidos house hasta hard techno. Mason Collective, Marco Carola, Marco Faraone, Anfisa Letyago, nuestro querido Andres Campo… el cierre del popular Fantasm a ritmo de martillo, el emotivo opening de Amelie Lens (más aún sabiendo posteriormente los problemas de salud que acarreaba) o el takeover de Art Core, el sello de Indira Paganotto. No hay queja en este escenario. Programación variada para todos los que busquen su espacio en la Dreams Tent.

No os vamos a engañar, la edición de este año de Dreambeach ha sido muy floja. Quizá, la más floja de su historia. Algo que nos duele profundamente, porque es parte de la cultura de la música electrónica de nuestro país. Y algo que esperamos, sirva como punto de inflexión para que se vuelva a cuidar al “pececito” y se pueda revertir esta situación. Queda todo un año para escuchar a su gente, aprender de los errores, pulir los aciertos, y hacer volver a brillar al que ha sido un referente a nivel europeo de la música electrónica.
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