Lionel Messi vivió una despedida soñada en su último partido oficial como local con la selección argentina, que superó a Venezuela por 3-0 en una noche que conmovió hasta las lágrimas al astro entre demostraciones de amor constante del público y la compañía de su familia.
Desde la llegada misma de la delegación argentina al estadio Monumental de Buenos Aires, 85 mil almas mostraron su devoción por el jugador de 38 años del Inter Miami, que con un doblete volvió a ser determinante para el triunfo de la Albiceleste por la penúltima fecha de las eliminatorias suramericanas rumbo al Mundial 2026.
Messi salió al campo de juego junto a sus tres hijos, Benjamín, Thiago y Mateo, fruto de su relación con Antonela Roccuzzo, quien lideró la comitiva familiar de casi 50 personas que concurrió al partido.
La emoción se apoderó del máximo goleador de la selección argentina: apenas pisó el césped para la entrada en calor, intentó sin éxito contener las lágrimas.
Un poco después, aferrado a sus hijos durante el himno nacional argentino, pareció verse sobrepasado por el canto ensordecedor de miles y miles de argentinos, ante lo que eligió el mutismo.
Una bandera lo homenajeó desde la segunda bandeja de las gradas: “Gracias por todo, mi capitán”.
Si bien siempre es protagonista excluyente de cada partido del combinado, esta vez todo el espectáculo lo tuvo en el centro de la escena, aun cuando el atacante no resaltó durante buena parte del primer tiempo, hasta que llegó la apertura del marcador.
Julián Álvarez cedió una chance inmejorable de frente al arco para que Messi pudiera anotar el 1-0 al minuto 39, tras una recuperación y pase filtrado de Leandro Paredes, ante lo que todo el equipo argentino lo buscó para el abrazo del festejo.
Más cantos resonaron en la noche de Buenos Aires: “Vení, vení, cantá conmigo que un amigo vas a encontrar, que de la mano de ‘Leo’ Messi toda la vuelta vamos a dar” y “Olé, olé, olé, Messi, Messi” fueron los modos de la multitud para empezar a despedirse de su número 10.
Un poco después, tras una ocasión clara que malogró al definir sobre el cuerpo del arquero venezolano al minuto 60, el aliento inmediato bajó de las tribunas con un sonoro “Messi, Messi, Messi”.
El 2-0 para el equipo local llegó, por enésima vez en los 20 años de su carrera celeste y blanca, gracias a una genialidad del capitán, cuando cobró rápidamente una falta para habilitar a Nicolás González, que desbordó y conectó su centro con la cabeza de Lautaro Martínez.
A los 80 minutos, tras otra cesión ante un arco casi vacío, esta vez de Thiago Almada, Messi gritó el 3-0, segundo de su cuenta personal, para delirio de la hinchada, que volvió a corear su nombre y agregó gestos de reverencia.
Minutos antes del pitido final, el público solo se dedicó a corear su nombre además de mencionar el próximo desafío del equipo del entrenador Lionel Scaloni, al cantar “el que no salta, no va al Mundial”.
Una ovación eterna, los abrazos de sus compañeros de equipo y espectaculares fuegos de artificio arroparon a Messi en uno de los primeros cierres de su inigualable carrera futbolística. (EFE)
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