“Trascendió” en Milenio

Que un “debate” parlamentario entre improperios de profesionales de la provocación no tenía otro posible desenlace que llegar a las manos, pero mientras que Gerardo Fernández Noroña mantuvo su tono pendenciero en el discurso, aprovechando además el control que como presidente cameral tenía, Alejandro Moreno picó el anzuelo, reclamó airado, se quitó el apretón de brazo a empujones y acabó tirando golpes. Más tarde el morenista se declaró víctima, se quejó de las burlas porque no metió las manos e hizo ir a los agentes del MP al Senado para denunciar. Faltaba más.

“Templo Mayor” en Reforma

AUNQUE sea un escándalo mundial, en México difícilmente sorprende que Gerardo Fernández Noroña termine su año como presidente del Senado, literalmente, en medio de gritos y sombrerazos; agandalles y descontones.

DESDE QUE asumió el cargo de presidente de la Mesa Directiva, ejerció un poder que despreciaba y ninguneaba a los opositores; y retorcía el reglamento interno al gusto de la mayoría oficialista de Morena. La campanilla de la presidencia parecía su juguete personal.

NO SE RECUERDA en los últimos 25 años un presidente del Senado tan empeñado en aplastar, a veces a gritos, a veces con mayoriteos, al resto de las fuerzas políticas. Por el contrario, el papel de los presidentes era conciliador y dialogante, incluso cuando a Noroña le tocó jugar un rudo papel como opositor.

HAY QUE VER la chispa que prendió ayer la mecha. Había un pacto de todas las fracciones parlamentarias de discutir como último punto del Orden del Día, la evaluación del periodo legislativo.

PERO, sin miramientos ni remordimientos, Fernández Noroña incumplió el acuerdo de la Mesa Directiva El morenista hizo sonar el Himno Nacional para evitar cualquier reclamo. Canceló por sus pistolas el debate… quizás porque lo que vendría no lo iba a dejar bien parado, sobre todo si se mencionaba su austeridad millonaria, entre otros detallitos.

“Bajo Reserva” en El Universal

Nos hacen ver que el violento cierre de la sesión de la Comisión Permanente, ayer en el Senado de la República, es la consecuencia lógica de la existencia de una oposición intrascendente, desarticulada y que utiliza como recurso los golpes y un oficialismo soberbio y sordo. El choque de gritos, empujones, y el golpe que le propinó el senador Alejandro Moreno (PRI) al presidente de la Mesa Directiva, Gerardo Fernández Noroña (Morena), no es el primero en esta cámara durante el actual periodo de sesiones. En diciembre se vivió una pelea entre los senadores Enrique Vargas (PAN) y Adán Augusto López, coordinador de la bancada de Morena. El nivel de debate al que ha llegado el Senado, nos señalan, es ya intolerable, y la polarización existente abre la posibilidad de que los actos de violencia se vuelvan una costumbre en el Poder Legislativo.

“Frentes Políticos” en Excélsior

Escudo moral. Claudia Sheinbaum asegura que no se encubrirá a servidores públicos ligados al crimen, aunque aclara que, por ahora, no hay pruebas contra nadie. Ni en su gabinete ni en el Ejército ni en la Marina. El secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, admite colusión de policías locales, pero funcionarios, ninguno. Ni una mancha. Las declaraciones de El Mayo Zambada en Estados Unidos no dispararon alarmas; la 4T ya investigaba, dicen. Si hay decomisos, México pedirá su tajada… para el pueblo. El discurso es cero impunidad, mientras no haya pruebas. La ley se cumple, siempre que todo esté soberanamente comprobado.



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