A pesar del reciente reconocimiento de la “Ruta Wixárika por los Sitios Sagrados a Wirikuta” como Patrimonio Mundial ante la UNESCO, el Consejo Regional Wixárika por la Defensa de Wirikuta y de los Lugares Sagrados advirtió que las amenazas a su territorio no han cesado.
Las autoridades tradicionales de cinco comunidade de Jalisco y Durango exigieron al Estado mexicano la cancelación inmediata de todas las concesiones mineras vigentes, nacionales y extranjeras, en el desierto sagrado y sus alrededores.
El Estado mexicano está obligado a garantizar su protección y conservación y cancelar cualquier actividad y megaproyecto autorizado.
Estos señalamientos los llevaron a cabo durante una conferencia de prensa, este martes, en el Museo Nacional de Antropología e Historia, donde se reunieron integrantes de las comunidades wixaritari de Santa Catarina Cuexcomatitlán, San Sebastián Teponahuaxtlán, Tuxpan, y Bancos de San Hipólito y/o de Calitique.
El reconocimiento otorgado por la UNESCO no significa el fin de la lucha, advirtieron, sino una nueva etapa que debe traducirse en acciones concretas para frenar la expansión del extractivismo, resaltaron.
Además, exigieron la cancelación de todas y cada una de las concesiones mineras de empresas mineras nacionales y extranjeras vigentes “tanto en la sierra y el bajío de Wirikuta y en su zona de influencia“, indicaron.
También, exigieron que el Área Natural Protegida de Wirikuta, actualmente bajo jurisdicción estatal en San Luis Potosí, se eleve a rango federal, para tener un marco sólido de conservación y protección legal frente a intereses económicos.
“Que este reconocimiento comprometa más que nunca al Estado mexicano a dar opciones de desarrollo a los habitantes evitando la explotación del territorio por parte de la agroindustria y proyectos extractivistas”, añadieron.
Además de las presiones mineras y agroindustriales, el Consejo denunció el saqueo del peyote, o Hikuri, planta sagrada para los wixaritari, que se encuentra en peligro de extinción por la extracción ilegal realizada por personas ajenas a su cultura.
“Que este reconocimiento obligue a México a incrementar sus esfuerzos en la protección a nuestra planta sagrada Hilkuri –peyote – del saqueo por parte de grupos que no pertenecen al pueblo wixárika”, reclamaron.
Las autoridades tradicionales subrayaron que este reconocimiento no es un obsequio del Estado mexicano, sino el resultado de décadas de trabajo colectivo.
“Es importante que la opinión pública tenga conocimiento que este reconocimiento ha sido resultado de más de 30 años de trabajo de nuestro pueblo para poder concretar la nominación y, en consecuencia, su inscripción”, afirmaron.
Recordaron que el proceso de reconocimiento ha implicado esfuerzos sostenidos desde 1994, cuando el gobierno de San Luis Potosí reconoció una porción de Wirikuta como zona sujeta a conservación ecológica.
Posteriormente, en el año 2000, se decretó oficialmente a Wirikuta como Sitio Sagrado Natural y Ruta Cultural, y en 2004 fue inscrita en la lista indicativa de Patrimonio Mundial de México ante la Unesco.
En 2012 se reactivó el proceso con una reunión estratégica entre autoridades wixaritari, el INAH, la CONANP y la organización Conservación Humana A.C. para iniciar la nominación formal.
Tres años después se logró una primera versión del expediente, con el catálogo y la cartografía más completa de los sitios sagrados, así como registros del uso ritual de flora y fauna.
En 2023 se elaboró el Plan de Manejo de la Ruta, y el gobierno federal emitió un decreto por el que se reconocen, protegen y preservan las rutas de peregrinación y lugares sagrados de los pueblos Wixárika, Na’yeri, O’dam o Au’dam y Mexikan.
La ruta recientemente reconocida comprende cinco puntos cardinales que abarcan territorios en Jalisco, Nayarit, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí, donde se encuentran más de veinte sitios sagrados.
Este trayecto representa una geografía espiritual en la que habitan sus deidades y donde —sostienen— se fundan las esencias de la vida.
“Este reconocimiento a la ruta de peregrinación wixárika supone un sistema eficaz de protección colectiva a este territorio de valor excepcional de las tradiciones culturales vivas del pueblo Wixárika”, expresaron.
Sin embargo, insistieron en que las medidas deben trascender el discurso y traducirse en políticas públicas con participación directa del pueblo originario.
“Adoptar una política general para proteger al patrimonio cultural y natural en los programas de planificación y desarrollo en la región que se construyan con la participación de los habitantes y el Pueblo Wixárika”, solicitaron.
También llamaron a realizar estudios científicos y técnicos suficientes para hacer frente a los peligros que amenazan sus lugares sagrados, así como a adoptar medidas jurídicas, administrativas y financieras adecuadas para su conservación.
Al finalizar el pronunciamiento, reiteraron que su compromiso con Wirikuta y la defensa de sus raíces no se negocia.
¡Wirikuta no se vende, se ama y se defiende!
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